La cocina cantábrica, la que se hace en Paí­s Vasco, Galicia, Asturias y aquí, en Cantabria, no ha olvidado nunca su tradición. No la ha olvidado porque en estas comunidades bañadas por el mismo mar, el producto siempre ha sido muy bueno y, a lo largo de la historia, se ha cocinado muy bien.

Por reconocer precisamente la historia gastronímica de nuestros pueblos, decidimos que, a la visita del asturiano José Antonio Campoviejo habí­a que darle un nombre que nos englobara, Cantábrico. Y, si además gustaba, si éramos capaces de transmitir eso, que la cocina que compartimos es de muchísima calidad, habí­a que dar espacio para hacerlo más veces, para buscar complicidades en otros lugares, le pusimos el apellido 2/4 (Dos cuartos).

Ahora, pasada la cena, vivida la experiencia de la visita, de haber colgado el cartel de ‘no hay entradas’, de haber disfrutado… Nos hemos quedado con ganas de mucho más. ¿Habrá más cuartos? Esperemos que sí.

Con los vinos de las bodegas Viña Real y Sumarroca, la cocina de El Serbal se emparejó con la de El Corral del Indianu para tratar de hacer de la velada una noche histórica.

De los fogones compartidos, salieron bombones de Cabrales, macaróns de sabadiego, tortos con guacamole y cebolla marinada, chupitos de salmorejo, conservas de bocarte y queso de Las Garmillas, tartar de atún, ostras del Eo con contrastes de ternera, caviar de su jugo y cebolleta ecológica, calamares hasta el fondo y melón con jamón y aire de hinojo, rabo de vaca con costra de pan y espuma de patata y de postre, tarta de manzana croqueta melosa de canela, helado de romero, y piña colada.

Nos ha dicho la crítica que ha estado muy bien y nos habéis dicho quienes nos acompañasteis que había que repetirlo, sentimos que muchos os hayáis quedado fuera, por falta de espacio, pero sobre todo, estamos muy agradecidos a la visita, a ese momento, la cena de la pasada noche, en la que el Cantábrico fue un poco más nuestro, de todos los amantes de la buena gastronomía.