Las experiencias a cuatro manos permiten a la cocina hablar a dos voces, permiten escuchar, permiten aprender, nos permiten coger oxí­geno y también divertirnos. Cada cierto tiempo viajamos hacia cocinas ajenas o traemos

la nuestra las manos de otros compañeros de fatigas entre fogones, como ocurrió con Jose Antonio Campoviejo, de El Corral del Indianu.

Nuestra última experiencia compartiendo dedos nos llevó hasta Burgos, al restaurante Cobo Vintage. No fue estrictamente un cuatro manos. Fueron seis. Porque junto a nosotros viajó El Nuevo Molino para crear una experiencia difícilmente repetible. Gracias a Miguel Cobo por su hospitalidad.

A él nos une nuestra historia. Trabajó con nosotros y también con El Nuevo Molino en sus inicios. Además, compartió cocina con Roberto Terradillos, nuestro chef, en el restaurante El Vallés de Briviesca. Siempre es bueno recordar viejos tiempos, compartir lo andado a lo largo del camino y rodearse de amigos.

De este peculiar encuentro salió un menú a la altura.

Snack N623, aperitivo frí­o de temporada, croqueta melosa de leche fresca de vaca; Truchón del Pas, crema de queso de Treviso y matices (plato de El Serbal); Rabas de calamar de Guadañeta con espuma de ali oli de su tinta; Canelón de pato, royal de foie, jugo acidulado y espuma de flor de Jamaica; Rape asado y rustido con su pil pil de piparras y gel de la pasión; Jarrete de lechazo guisado, matices thai, ostra y leche de vaca fermentada; Macedonia en escarcha helada, gel de manzana ácida y cremosos de helado de coco; Calabaza, levadura y chocolate (plato de El Serbal).